Hace casi cuatro años todo el mundo hablaba -y con razones más que suficientes- de Albert Ventura por su barra. Posteriormente, los halagos llegaron por la exportación de su exitoso formato al Wall57 de Sant Cugat. Pero que nadie se olvide de la sala de Coure, que es donde Albert demuestra todo su potencial, desde una madurez y una solidez culinaria que llama a gritos la olvidada recompensa de la
guía roja...
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